La comedia americana en su búsqueda de creatividad y frescura, ha apostado al desarrollo de proyectos provenientes de nuevos talentos, sobre todo talentos jóvenes. Ese fue el caso de “Este es el fin”, escrita por Evan Goldberg y Seth Rogen, quienes se dedican a crear un guion repleto de surrealismo irreverente y de características que sin duda marcarán a su generación.
Una generación de adultos cerca de los 40’s renuentes a madurar y quienes su experiencia de vida se reduce a su bagaje cultural, proveniente sobre todo del cine hollywoodense y la cultura pop. Algo parecido a aquella escena de “Nosotros los Nobles” donde al tratar de explicar en términos médicos una enfermedad, se termina hablando de Brad Pitt y de detalles banales en su filmografía.
Seth Rogen y Jay Baruchel casualmente llegan a una fiesta en casa de James Franco, lugar de excesos y donde se deja claro el chisme y envidias entre actores. Todo se complica cuando la fiesta se va terminando por una serie de acontecimientos catastróficos: un terremoto, un incendio y un cráter fuera de la casa del anfitrión, etc. Todo parece ser una licuadora de referentes cinematográficos, entre “El exorcista”, “Cloverfield”, “Skyline”, “The Road” o cualquier película apocalíptica, sobre la tribulación cristiana o el Juicio Final. Sin embargo, casi en todo el filme se intenta desorientar al espectador sobre qué tipo de película estamos viendo, ¿será sobre zombies?, ¿meteoritos?, ¿aliens? Eso sin duda no es lo importante y la gran pregunta es ¿qué lo es?
La comicidad de este filme radica en que los actores (amigos entre ellos) se representan a sí mismo creando una versión exagerada y alucinada de su personalidad, así como de su comportamiento fuera de las cámaras, aunque esto sin duda sigue siendo ficción. Pero el gran problema es que carece de universalidad, se percibe un código centralizado en el humor estadounidense y en sus bromas locales. Tal vez con el tiempo, eso cambiará. Por el momento, la película divierte si estás en su sintonía.
Recomendación: 6