En 1993 dominaba en América y gran parte del mundo el sonido grunge, dándole estatus de superestrellas a bandas como Nirvana y Pearl Jam, y el R&B triunfando las listas de éxitos con gente como Mariah Carey y TLC. Mientras tanto, en Inglaterra se gestaba el britpop pero también el denominado trip hop, más orientado a la electrónica downtempo con tintes de jazz, encabezado principalmente por Massive Attack.
En medio de esta fructífera era musical, una islandesa con un nombre muy peculiar y una apariencia exótica que había sido vocalista de una banda de relativo éxito, The Sugarcubes, lanza su primer álbum como solista: Bjork.
Hubiera sido fácil para ella seguir lo establecido, ya sea apostando por las baladas convencionales o la electrónica más perecedera, pero gracias a su talento y en gran parte, a una intuición exquisita para rodearse de colaboradores, formó su propia amalgama de sonidos que hasta el día de hoy, la hacen sobresalir del resto.
El nombre del disco, “Debut”, que ya en si era toda una declaración de intenciones para afirmar su nuevo comienzo, fue editado el 5 de Julio de 1993, tomando como punta de lanza el sencillo “Human behaviour”, una canción con una interesante percusión sampleada de “Go Down Dying” del compositor Ray Brown de 1970. Con una letra reflexiva sobre la lógica del ser humano, haciéndola sobresalir de lo que triunfaba en ese momento gracias a su potente e inconfundible voz, logrando ser algo completamente novedoso.
Pocos hubiéramos adivinado la gran ambición de la islandesa, pues no se limitó a ser una más del género trip hop e incluyo como parte de su disco una atractiva combinación de ritmos bailables. Como el house y el disco, y para los momentos intimistas algo mas clásico cercano al jazz pero que no dejaba de ser pop.
Nellee Hopper fue el encargado de tomar la batuta en la producción, ex integrante de The Wild Bunch y una referencia del sonido trip hop, brindándole el punto exacto donde se mezclaban perfecto las inquietudes musicales de la islandesa y la vanguardia en la electrónica.
Quizás no muchas de las canciones de ese disco han resistido el paso del tiempo, pero si logró crear joyas como la ya mencionada “Human Behaviour”, otras más en géneros mas bailables como en la frenética “Violently happy” o la más convencional y que llegó a ser la más popular del disco, “Big time sensuality”, donde su hedonismo en las letras (“I don’t know my future after this weekend, and I don’t want to..”) la convertían en un himno para todos los asiduos a los clubs de baile de la época.
Siempre he admirado la capacidad vocal de Bjork, algunas veces exagerada y otras bastante contenida, pero que nunca te deja indiferente y es capaz de generar emociones por la forma en que la maneja. Así, tenemos ejemplos como “One day” una canción con pinceladas de ambient que se desliza sobre un beat profundo e hipnotizante donde lo mismo susurra, o la que podría ser la mejor canción del disco, “Come to me”, una delicada balada de amor envuelta en preciosos arreglos de cuerda y un suave sintetizador en la que lo mismo encanta y emociona.
Entre las influencias de Bjork siempre han estado presente unas instrumentaciones de medio oriente que le dan un halo de misticismo a varias de las canciones de “Debut”, estando presentes en “Venus as a boy”, cortesía del compositor hindú Talvin Singh, o en “Aeroplane”, quizás la canción más trip hop de este disco, con un juego vocal desconcertante pero con resultados bastante interesantes.
En la primera edición del disco, cierra con la minimalista “The anchor song”, acompañada solo de un grupo de saxofones siendo la que más explora su lado más clásico y que en posteriores ediciones es la antesala para la cinematográfica “Play dead”, una colaboración con el compositor David Arnold para la película “Young americans”.
Pero Bjork al menos en la primera mitad de su carrera ha lanzado unos interesantes lados B acompañando a sus sencillos, los cuales a veces son mejores que las canciones incluidas en su discos: en “Debut”. Entre ellos nos regala la preciosa “I remember you” o la dulce “Sidasta Eg”, por mencionar algunas.
Algo que Bjork siempre ha tomado en cuenta y hecho con extremo cuidado es la parte visual que acompaña a sus discos, en “Debut” colaboró con gente tan creativa como Michel Gondry (a la larga un participante constante en sus audiovisuales) o los afamados fotógrafos Stephane Sednaoui, Sophie Muller y Jean Baptise Mondino en la dirección de sus videos y arte de sus discos.
Podría pasar horas describiendo los muchos detalles que posee, pero creo que su carrera habla por sí misma: La semilla plantada por Bjork en aquel lejano 1993, sería el arranque de una de las propuestas más originales en el mundo pop que sigue dándonos grandes momentos hasta la fecha.
Photos vía: Bbook y picclick.co.uk