Ovacionada por 10 minutos al final de su proyección en los pasados premios en Cannes 2015, “El Abrazo de la serpiente” es una de las películas más cautivadoras e interesantes sobre la espiritualidad, en donde se recorre en simbólicos pasajes los principios básicos del chamanismo, al igual que los fracasos de la civilización y las diferentes interpretaciones sobre qué es el conocimiento.
Narrada en dos períodos temporales (1909 y 1940), la historia sigue el encuentro de dos exploradores con un chamán de la amazona colombiana llamado Karamakate. Con diferentes propósitos ambos científicos están en búsqueda de una planta con altos niveles medicinales. Su viaje los llevará a adentrarse en la jungla, como si se adentraran al interior de un ser y en su camino repasaran las dolorosas secuelas de la explotación y la religión.
La película parece ser un cuento mágico de alcances místicos, al igual podría ser visto como un viaje iniciático donde el tiempo y diferentes dimensiones se van entretejiendo para llegar a un solo lugar. Los componentes de ficción están muy cercanos a eventos reales sucedidos en la zona, los cuales fueron de gran inspiración para crear el guion, según el director Ciro Guerra. La película tiene una variedad de temas existencialistas y metafísicos ricos en análisis, y en conjunto hablan de un mensaje humano y ascético a la vez.
Históricamente una parte del filme se centra en aproximar al espectador hacia un tema poco difundido, el del genocidio y explotación brutal a indígenas para trabajar en las caucheras, el cual es parecido tristemente al sucedido en el Congo Belga y tan bien descrito en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, donde también los personajes se van internando en la selva encontrando a su paso la locura del poder y el horror humano, en este caso podría decirse es el opuesto a esa misión. Por sus similitudes en haber filmado en la selva amazónica, y el encuentro entre el mundo racional y el mundo indígena, más que un homenaje a Herzog, “El Abrazo de la serpiente” es una mirada muy diferente a la de en “Fitzcarraldo”. Donde entre otras cosas existía una romántica y pretenciosa idea de que el arte occidental sensibiliza, civiliza y logra lo imposible en poblados con fuertes pautas culturales, ajenos a los códigos del arte clásico greco-romano. Era traer lo sublime y elevado de la cultura occidental a la selva, como una máxima de ambos mundos. Sin embargo en la película que nos ocupa pasa totalmente lo opuesto, es precisamente la naturaleza y otro tipo de sabiduría la que provoca los mismos efectos ambicionados para el arte.
La historia también toma datos sobre seudo mesías que llegaron a habitar en la zona como Niceto y Venancio, quienes hallaron la oportunidad de ser seguidos por indígenas víctimas de la religión o en búsqueda de una ideología cercana a ellos. Lo cual es muy interesante en el filme pues se destaca la tergiversación, la distorsión religiosa, la reinvención de ritos, cultos y ceremonias, mezclando lo sacro con lo primitivo. Un interesante tema también explorado por diferentes directores como Claudia Llosa y Jodorowsky en las películas como “Madeinusa” (2006) , “Santa Sangre” (1989) y hasta en “Mad Max: Furia en el camino” (2015) Dir. George Miller.
Estéticamente la selva se convierte en un elemento visual poderoso, sobre todo el acertado uso de blanco y negro y su impactante contraste. Según el director, su uso lleva todo un trasfondo, una de sus razones es debido a su parecido con las fotografías blanco y negro tomadas por el explorador Theodor Koch-Grünberg en su viaje a las Amazonas a finales del siglo XVIII y principios del XIX, al igual que las fotografías de Richard Evans Schultes tomadas en otra expedición un par de décadas después. Además de que ambas historias también son punto de partida para este filme. Toda la composición le hace adquirir una cercanía con el tiempo, como si las fotografías o el pasado cobraran vida, dando la sensación de ser más real y de una nitidez majestuosa. De la misma manera el blanco y negro ayudan en una pequeña escena dentro del filme, dejan ver al color como otra realidad. Como cuando en el “El Mago de OZ” (1939) Dir. Victor Fleming, Dorothy vivía su vida en Kansas en Blanco y negro pero cuando llega al país de Oz todo se cubre en technicolor, un gran contraste y notable diferencia entre la realidad y la fantasía.
En una de las escenas más significativas del filme es cuando aparece el color. El momento se percibe como a las experiencias descritas por Maria Myerhoff en 1974, y Alvaro Estrada con Maria Sabina en 1977 después de haber consumido ciertas plantas provistas por chamanes. Ambos relatos publicados en la Antología del Chamanismo de Jeremy Narby y Francis Huxley. Se trata de otra realidad curiosamente parecida al pensamiento abstracto de “Intensamente” (2015) Dir. Peter Docter, donde se revelan las diferentes etapas de la forma. Es como si los sentidos tuvieran solamente una pequeña idea de lo vasta y profunda que puede ser la percepción de otras realidades.
Yo quería que la película se sintiera como un cuento indígena, como un mito amazónico. Pero realmente el mito amazónico es casi incomprensible para nosotros, es una lógica narrativa absolutamente opuesta. Ciro Guerra
En una aproximación más metafísica, la película también es contada entre tres tipos de universos. Cuando comienza el espectador se enfrenta en la primera escena con una imagen incierta y desconcertante (podríamos decir un tanto grotesca), se trata de una serpiente que parece devorar, ser devorada o tal vez pariendo, nada queda claro solo la apariencia de estas tres acciones. Si se pone en contexto lo que el chamán Laurent Huguelit coautor de “Diálogos de entre un chamán y un psiquiatra”, ha definido como los tres mundos que rodean la vida, el primero de la serpiente podría ser el “Mundo de abajo” donde se encuentran los animales de poder, el segundo “el Mundo de en medio” donde habitan las plantas y los seres humanos y el “Mundo alto” un universo de luminosidad y celestial. La película parece respetar cada uno de estos mundos y la estructura narrativa en la que son parte de la historia va ayudando a comprender un contexto.
La búsqueda de “yakruna” la planta milagrosa hecha a volar la imaginación tanto de los científicos como del espectador ¿Qué tan real es? ¿Qué contiene? ¿A dónde te lleva?, y a diferencia del personaje de Susan Orlean en “Ladrón de Orquídeas” (2002) Dir. Spike Jonze, que al encontrarse con la orquídea que tanto anhela, su idealización alrededor de ella desaparece, dejando un vacío profundo parecido al vacío existencial, así como la constante angustia y desilusión del sentido de la vida; en este relato los secretos de “yakruna” desatan más preguntas, fascinación y misterio. De manera parecida a la película “La fuente de la vida” (2006) Dir. Darren Aronofsky, una planta muy especial proveniente de un lugar exótico, guarda secretos medicinales inconmensurables (el árbol de la vida), y la cual parece advertir que el fin de la vida es a la vez su principio, un eterno retorno, un regreso constante a la naturaleza.
El hecho de Karamakate sea el último sobreviviente de su tribu es triste y significativo, también puede ser tomado como un futuro reflejo de la humanidad. Se trata de un chamán resentido que ve al hombre blanco como la gran amenaza, como el sujeto culpable de la destrucción y la des humanidad. Pero también su soledad tiene relación con su grandeza en conocimiento. En los diarios del danés Knud Rassmussen sobre los inuit en 1920, Igjugarrjuk, un chamán le comparte uno de los factores que hace a los chamanes más sabios, la lejanía con la gente y la más profunda solitud. Esos diarios fueron llevados al cine en la película “The journal of Knud Rassmusen” (2006) Dir. Norman Cohn, donde también puede compararse un aspecto relevante del filme. El de las prohibiciones que Karamakate le da al científico de no permitirle comer pescado, tener sexo, entre otras cosas. En el filme de Cohn, Knud le pregunta al chamán sobre quién dicta qué reglas hay que seguir y cuál es el significado de seguirlas, a lo que el chamán responde “para cazar bien y vivir feliz se necesita calmar al clima, no puedes comprender por qué la vida es como es, nuestras costumbres están dirigidas a la vida y hacia la vida”. La prohibición a comer y a mantener ciertas reglas que la naturaleza “los obliga” a ejercer, puede venir de la idea de que tanto ella como la raza dominante tienen discrepancias sobre los limites, como si las normas y prohibiciones generaran un balance que provoca la armonía en un Todo. Pero ¿Quién respaldaría la idea de un ayuno basado en ese principio? En el documental “Cooked” este mismo diálogo se hace evidente, y en síntesis el mejor alimento para el hombre es el que requiere tiempo y espera a diferencia de la comida fast-food y procesada, lo cual simplemente es un concepto impensable e incomprendido en el hombre actual, donde su sistema alimenticio se encuentra sostenido por la industria y la economía.
En uno de los más memorables episodios del libro “Las enseñanzas de don Juan” de Carlos Castaneda, Don Juan, un brujo chamán, le pide al protagonista encontrar su “sitio”, el lugar donde se encuentra su fuerza interior, el cual es único y necesario de encontrar para quien busca conocimiento. La idea de un sitio, como un espacio de energía, es tal vez representada visualmente con un remolino de mariposas en “El Abrazo de la serpiente”. Puede ser también el símbolo de haber alcanzado otro conocimiento y estar preparado para una nueva misión.
Otro tema sobresaliente, es el del conocimiento en dos escenas del filme. Una de las escenas es acerca de compartirlo, como cuando Theo le pide a una de las tribus hospitalarias le regrese su brújula, pues uno de sus teorías es que el conocimiento de la tecnología destruiría su intuición ancestral de ser guiado. En ese punto puede parecer su acto un tanto preocupado por no contaminar sus modos de vivir con los inventos del hombre europeo, pero también podría parecer el celo occidental a no compartir conocimiento y poder.
La otra escena es cuando el científico le muestra una fotografía y trata de explicar a Karamakate la parte racional del reflejo, hecho por medio de químicos y luz. Mientras que el chamán comprende el concepto como la impresión de su chullachaki, un interesante mito sobre una copia del ser humano, como una sombra de uno mismo, la cual espera escondida en lo profundo de la selva. Desde una perspectiva oriental y fascinante en la película “Uncle Boonmee who lives his past lives” (2010) Dir. Apichatpong Weerasethakul, se presentan dos escenas con el mismo tipo de misterio, por un lado se trata de entidades que viven en el bosque y por otro el desdoblamiento del ser humano como si fuera un holograma. Ciro Guerra explica que el concepto sería mejor comprendido en la actualidad como el uso virtual de avatares. Dentro del filme el concepto del Chullachaki es de gran importancia pues cuando los años pasan Karamakate con tristeza intuye que se ha convertido en la sombra del mismo y además de ello ha olvidado toda la gran sabiduría, tal vez un poco parecido al hombre de hoy en día, el cual se ha vuelto en un Chullachaki en ese sentido.
“El Abrazo de la serpiente” mantiene un ritmo y una narrativa distinta a este tipo de temática fílmica. Su forma lograr la identificación y el reconocimiento de una manera tan original como emocionante, uniendo ficción y realidad en una compleja armonía. Es una de las películas más bellas sobre la espiritualidad, la sabiduría y los misterios que se atesoran en los posibles “otros mundos” y “otras dimensiones”.
En la película “Kadhak” (2006) Dir. Peter Brosens aparece un hermoso diálogo, donde una chamán le dice a su aprendiz
“There was a time when man took too much. The desert moved extinguished life. The desert will always win… You may get lost, don’t be afraid, your ancestors are dreaming of you. The sky is watching you”.
Recomendación 10