Hay algo perturbador y fascinante sobre la imagen del payaso en el cine. Es un personaje un tanto mágico, sin el juicio que caracteriza al ser humano, se oculta debajo de un maquillaje exagerado y su vestuario sobresale del común denominador. De alguna manera el payaso intenta desafiar las barreras de la normalidad y su jugueteo tiene como objetivo hacer reír, llorar y hasta sentir terror. En los 80’s el payaso comenzó a aparecer en el cine como figura de atemorización, un lazo con lo oculto, con lo que no es real, creando el miedo. Películas como Poltergeist (1982) de Tobe Hopper y Halloween (1978) de John Carpenter, mostraban la capacidad del payaso para crear una atmósfera tenebrosa y siniestra. En Halloween, convertirse en payaso era la oportunidad de no ser tú y disfrazarte para matar, algo que no está alejado de la realidad si recordamos el caso de John Wayne Gacy.

Pero el payaso no representaba nada de eso en el cine mudo. Efectivamente tenía un toque oscuro y anormal pero estaba más relacionado con lo patético y lo pavoroso de la vida, sin embargo todavia queda el misterio sobre cuál era el significado del payaso en el cine mudo y sobre todo en el expresionismo alemán. Hay varias películas del expresionismo alemán que tienen una recurrencia con respecto a este personaje, ser payaso era humillante, era un acto desesperado para sobrevivir ya sea economicamente o en espíritu, de otra manera daba la oportunidad de ser aceptado aunque fuera para reírse de él.

“El hombre que ríe” es un remake de una de las últimas joyas del expresionismo alemán dirigida por Paul Leni en 1928 el director del Gabinete del Dr. Caligari, la cual también provenía de una adaptación de la novela de Victor Hugo con el mismo nombre. En ese filme mudo dos grandes estrellas de la historia del cine compartían créditos, Conrad Veidt quien había personificado a Cesare en el Gabinete del Dr. Caligari y Olga Baclanova, quien es fácilmente recordarla por Cleopatra en Freaks.

En esta nueva versión se logra recrear con una dirección de arte ejemplar la atmósfera del circo ambulante de la época. Está cuidada en detalle la escenografía y el vestuario y aunque en esta nueva versión se intenta serle fiel a la novela de Victor Hugo sobre todo en el final, con dificultad logra sobrepasar a la obra maestra de 1928.

En una comparación, el principio de la historia de la película muda es sobre un Rey que para vengarse de su máximo enemigo, decide antes de ejecutarlo confesarle que su pequeño hijo Gwynplaine ha sido capturado y desfigurado por la banda de gitanos “comprachicos” (grupo de mercenarios inventados por Victor Hugo) los cuales se dedicaban a mutilar infantes para poderlos usarlos como fenómenos de feria y ganar dinero con ellos. El Rey termina diciéndole que ha ordenado su hijo tenga una sonrisa eterna y así siempre ría del tonto de su padre. Lo anterior no es el principio de la nueva versión, su asunto termina interesado en explorar la dificultad de Gwynplaine para abordar el amor y su dificultad de afrontar su represión sexual, (la cual es solamente sugerida en la película muda) ya que como fenómeno de circo, su percepción de sí mismo es de ser un monstruo el cual no merece ser feliz. Otro aspecto retomado en esta nueva versión sería la fascinación de la aristocracia por el mundo freak, su morboso gusto de estar cerca de ellos y a la vez rechazarlos.

La sonrisa del Hombre que ríe fue inspiración para la creación del personaje “Joker” en Batman creado por Jerry Robinson, Bill Finger y Bob Kane en 1940, en otro contexto totalmente opuesto, pues Gwynplaine es un buen hombre y de alma pura.

El filme francés del 2012 no proporciona nuevas propuestas a esta historia, si había algo impactante y desgarrador en la primera del 28, era la sonrisa congelada de Conrad Veidt, la cual se pierde por completo y es reemplazada por maquillaje. Lo más interesante de este nuevo filme es la curiosidad que despierta por sobre conocer más sobre esta historia y regresar a su primera versión, acercando a nuevas generaciones a descubrir el cine mudo.

Gwynplaine es un payaso sin el exagerado maquillaje del que estamos acostumbrados, y con una nobleza de corazón que difícilmente podríamos asociar con nuestra percepción del payaso hoy en día. Existe una profunda tristeza al verlo reír y que la gente ría de él. La historia de Gwynplaine ha sido adaptada en comics, cine y teatro.

Es sabido que el payaso en nuestros días tiene un lado perverso y espeluznante, sin embargo gracias al cine podemos retroceder en el tiempo y conocer otro poderoso sentimiento que solía expresar.

 

Recomendación 6

 

 

Escena de “El hombre que ríe” de 1928 Dir. Paul Leni