Con un prólogo imponente y poético, en sus primeras escenas “El Renacido” sumerge al espectador a imágenes de un flashback, el cual nos habla de una historia pasada a la que ocupará el filme, pero que por momentos parece un diálogo divino entre Dios y el hombre. Dentro de un sonido cíclico y un tanto mantrático, Iñárritu introduce la premisa del filme, un discurso entre existencial y metafísico sobre el concepto de la muerte y la lucha por vivir a través del sufrimiento físico.
Se sabe por sus anteriores filmes que uno de los temas que más le interesan a este director es lo insondable y lo existencial. Desde sus primeras películas “Amores perros”, “21 gramos”, luego “Babel” y recientemente “Birdman” ha sido recurrente su exploración por encontrar la divinidad a través de sus imágenes y conflictos, donde sus personajes son retados por sus propias ideas morales y éticas. Es un director que explora temáticas trascendentales con tonos melodramáticos a través de la belleza. Muy parecido a la línea de interés romanticista de Werner Herzog, Terence Malick y Lars Von Trier.
La naturaleza salvaje y gélida del escenario es la atmósfera para establecer un orden ajeno y distante al de los protagonistas, un grupo de comerciantes americanos de pieles en 1823, quienes en diferentes escenas se ven vulnerables, no solamente por su fragilidad ante el clima y el espacio, sino por el amenazante ataque de tribus que luchan por su tierra y por otras razones. El territorio hostil mantiene una constante, no hay cabida para la civilización y la ley, quien desea sobrevivir tendrá que adoptar conductas salvajes y animales, lo cual puede ser tomado también como una iniciación espiritual al volverse parte de la naturaleza.
Sin embargo la naturaleza no solamente intervino como protagonista en el desarrollo de la historia sino también fuera de ella. Ya que los inconvenientes de filmar en temperaturas tan bajas y en locaciones difíciles hicieron que la producción se torna costosa, habiendo todo tipo de historias en la red sobre las dificultades técnicas y humanas en su realización. Tipificándola de excéntrica y de grandes complicaciones. En este aspecto “El Renacido” puede ser comparada con filmes como “Fitzcarraldo” (1982), “Aguirre, la cólera de Dios” (1972), de Werner Herzog, “Apocalypse Now” (1979) de Francis Ford Coppola, los cuales tuvieron un sin número de inconvenientes en su realización, ideas obsesivas e irracionales de los directores y el alcance épico en sus historias.
En el documental “Burden of Dreams” (1982), se registra la lista de penurias que pasó Werner Herzog para poder terminar su película “Fitzcarraldo”, desde que su actor estrella después de haber filmado el 40% de la película dejó la producción, hasta su necesidad de hacer que un barco subiera una colina de 40 grados cuando era físicamente imposible y tremendamente peligroso, porque en palabras de Herzog, era necesario que el espectador entendiera a través de la imagen lo inalcanzable que era la tarea para el protagonista. Línea que también ha utilizado en su defensa Inarritu para explicar el porqués de sus decisiones en su nuevo filme.
Parte de las excentricidades que se ha documentado en diferentes reportajes sobre la producción de “El Renacido” son la búsqueda de Luz natural para mostrar la crudeza del frío extremo, la cual solo era posible conseguirla en tomas de 20 minutos diarios donde la exposición del sol era la perfecta, si la toma no era obtenida se volvía a repetir al día siguiente. Situación que recuerda los esfuerzos inimaginables de las producciones rusas en los 60s para filmar solamente cuando cierto tipo de nubes estaban presentadas en el cielo, buscando la imagen perfecta no importando cuanto tiempo costará y sus secuencias largas y de alta dificultad técnica. Todo ello narrados en el documental “Soy Cuba el mamut siberiano” (2005) de Dir Vicente Ferraz.
Sería totalmente incongruente pedirle lógica a la película, no la tiene. Su intención no parece ser un documento histórico, sino una serie de metáforas o mitos alrededor de un hecho que se ha vuelto una leyenda. Y como toda leyenda hay una exageración, y una necesidad de espectacularidad hollywoodense, tipo Beowulf. El elemento extra de Iñarritu es añadir a la adaptación motivos todavía más dramáticos en el personaje principal Hugh Glass, al anteponer las razones de vengarse más arriba de las de sobrevivir. Otro dato interesante que ha salido relevante a este filme es que se habla de similitudes o falta de creatividad por su parecido a “El nuevo mundo” (2005) de Malick, ya que en ambas películas no solamente su inicio es un diálogo con lo divino, en el caso de la película de Malick se dirige a la madre naturaleza, sino también comparten al mismo cinematógrafo Emmanuel Lubezki, quien en “el nuevo mundo” buscaba fotografiar a una armonía entre lo primitivo y la naturaleza opuesto a los conquistadores, mientras que en “el Renacido” lo que se muestra es el caos de la guerra y el sufrimiento por vivir.
Emmanuel Lubezki nuevamente se supera a sí mismo, dejando claro su interés por proyectos que rompan los límites del encuadre clásico. Proponiendo nuevas posibilidades, desde su ya conocido y utilizado “tracking shot technique” de tomas largas combinadas con un dinámico paneo de casi 360 grados, el cual permite al espectador introducirse en las escenas. Técnica que recuerda el lanzamiento de videos en 360 grados a inicios del 2015 ahora soportados por youtube. Pero además otro elemento interesante en la fotografía de Lubezki fue en ciertas escenas donde la cámara se acerca demasiado al rostro del protagonista principal, magníficamente realizado por Leonardo DiCaprio, dejando a la respiración empañar el lente y donde el vaho en su edición lo conecta a la neblina y condensación de las nubes.
El punto más débil en el filme es la adaptación de la historia de Hugh Glass, la cual proviene de la versión del relato épico del libro de Punke, y en donde en manos de Hollywood se vuelve inverosímil y melodramática. Anteriormente el personaje histórico ya había sido llevado a la pantalla chica en la serie “Death Valley Days”1966 en y en el cine en la película “Man in the Wilderness” (1971) por el dir. Richard C. Sarafian, en ambos casos se apuntaba más al western o al género de acción. En el caso de la nueva versión hay una necesidad de volverla género épico y con los elementos estratégicos para la tragedia, como lo son los lazos familiares y personajes de naturaleza bondadosa y malvada.
Sin embargo es su estética, su innovación y su espectacular dificultad, lo que la hace pertenecer a la lista de películas altamente criticadas por su historicidad, veracidad y planteamiento como lo llegó a ser “Apocalypto” (2006), sin embargo igualmente aclamadas y convertidas en filmes de culto con el paso del tiempo.
Recomendación 8.7