En junio pasado el controversial documental Food Inc. cumplió 10 años desde su estreno en el 2008. Nominado al Oscar en el género documental de aquel año, Food Inc. se ha convertido en uno de los documentales de denuncia sobre los secretos en corporaciones más importantes de su década.
Descrito por su director como un filme de “horror civilizado” e inspirado en el libro “Fast Food Nation” de Eric Schlosser, Food Inc. mostraba un tema ya explorado por otros documentales anteriormente, lo diferente esta vez era que no se concentraba en choquear o manipular a la audiencia con imágenes perturbadoras, sino en exponer el rol de la cadena dañina y toxica de la industria alimentaria con la manera en la que el mundo funciona económicamente.
Al principio del 2000 los documentales de denuncia comenzaron a verse cada vez más en salas de cine comercial. Parecían haber encontrado un público habido por nuevas historias sobre confesiones reveladas de grandes corporaciones. Añadiendo su manera de escapar las vías legales así como su aprovechamiento despiadado de los recursos naturales de diferentes países.
Documentales como “The Corporation” (2003) Dir. Mark Achbar, Jennifer Abbott, “I am not an animal” (2007) Dir. Matthew Galkin y “The Cove” (2009) Dir. Louie Psihoyos ilustran un panorama deshumanizado, muy oscuro y francamente desolador sobre la crueldad animal desde el punto del capitalismo.
Lo que comenzaba a ser común tras terminar alguno de estos filmes del subgénero documental era que su forma narrativa, historia e imágenes lograban ya sea crear aflicciones y desazón en la audiencia, o despertar su espiritu activista.
El “Pan de cada día” (2005) Dir Nikolaus Geyrhalter no era tan explícito en imágenes violentas, sin embargo sus tomas largas sobre diferentes formas de recolectar o manipular recursos naturales logran producir angustia y preocupación. El documental presenta la mecanización, la robótica como herramienta para cosechar, rociar, recolectar o sacrificar todo lo que se convierte en alimento diario dentro de un país del primer mundo. Y presenta la indiferencia en el sector obrero debido a la repetición sistemática. Una cadena repetitiva que como su título lo refiere es imparable.
Aunque todos estos documentales deben de llevar a un lado un script, las imágenes no son ficción, volviendo más poderoso el contenido, y presentando un gran reto y profesionalismo en el director. ¿Hacía que lugar de la balanza se llevara a la audiencia?
Por otro lado documentales como “Los cosechadores y yo” (2000) Dir. Agnes Varda, y “Super Size me” (2004) Dir. Morgan Spurlock se aproximan al tema desde otra perspectiva, se podría decir una más personal, creando la pregunta sobre cuál es el lugar y la responsabilidad que ocupa el consumidor en toda esta historia. Cuánto desperdiciamos y por qué, qué es en realidad la comida chatarra y a quién beneficiamos consumiéndola, etc.
Documentales como “Forks over Knives” (2011) Dir. Lee Fulkerson y el muy reciente “Eating animals” (2017) Dir. Christopher Dillon Quinn intentan presentar el mismo discurso de Food Inc. pero brindándole a la audiencia otras posibles soluciones en su elección alimenataria con mayor calidad desde la perspectiva vegetariana y carnivora.
Food Inc. es un viaje moral y ético que conecta piezas sobre la incomoda realidad de la gestión y procedencia de los alimentos hasta nuestra mesa. El documental es también visionario pues es uno de los primeros en tratar el tema de que no solamente la comida chatarra está industrializada, sino todo y cada alimento que compramos en el supermercado también lo está.
Además es uno de los primeros filmes en advertir el histórico bajo costo de la comida diaria (no solamente la fastfood), pues en ninguna otra época la comida había costado tan barata. Situación parecida al hecho de que ahora existe mucha más comida con esa calidad que en el pasado. Y donde el precio termina siendo absurdo comparado con lo que realmente cuesta la comida sin industrializar. Mostrando que en ese tipo de calidad alimentaria existe al igual un alto costo médico (si se está desarrollando diabetes o Alzheimer al consumirse) y también ambiental (al exterminar recursos naturales).
Y aunque plantea nuevamente la desgradable sensación de desesperanza, también presenta un giro innovador. El discurso de que quien “compra” es quien “decide” y que aunque esto pudiera ser muy pequeño y minúsculo es el gran cambio que afecta a cualquier corporación.
“Si no estoy de acuerdo con lo que haces, o lo que representas no te compro”
Lo escalofriante del filme de Robert Kenner es que más que un documental Food Inc. parece una película de terror, la cual recuerda que en la ficción se ha tratado este gran miedo o tabú sobre la procedencia de la comida por medio de metáforas.
Por ejemplo en la premisa de “Soylent Green”(1973) Dir. Richard Fleischer (En español “Cuando el destino nos alcance” bastante apropiada para este tema), sobre este lugar en el futuro donde todos consumen un producto que nadie sabe de que está hecho. Al igual que la tv serie “V” (1984) Dir. Kenneth Johnson, que presentaba alienígenas que colonizaban la tierra y sus extraños hábitos alimenticios.
El trabajo de Food Inc. como recurso para cuestionar lo que hace la industria alimentaria sigue siendo inspirador, pues aunque ya han pasadoe 10 años es tiempo que aún no podemos hablar públicamente y abiertamente sobre de donde proviene lo que comemos.
El documental más que un panfleto es una invitación al espectador para de vez en cuando preguntarse como un acto filosófico, de dónde viene lo que estamos comiendo.
Photos vía: The Globe and Mail
Recomendación 9