La cantante y compositora norteamericana Tori Amos siempre se destacó por hacer discos elaborados y muy apegados a su formación clásica, reduciendo sus producciones a elementos muy orgánicos y minimalistas. Pero en la primavera de 1998 editó un disco que rompía ese molde, y que fue una interesante muestra de la versatilidad como músico.
El título del álbum es “From the choirgirl hotel”, que como toda la discografía de Amos desarrollaba un tema, donde de manera conceptual cada canción representa un huésped en un imaginario hotel y que puede tener individualidad desde el punto de vista musical, pero en cuanto a temática y letras fue influenciado por un aborto involuntario que tuvo antes de la creación del álbum.
Sin olvidar totalmente su habitual piano, el disco se sumerge mayormente entre sintetizadores, cajas de ritmos e instrumentos de rock, con resultados realmente arriesgados e interesantes. Como en “Cruel” donde su voz alienada guía una preciosa melodía pop con bastante tino en terrenos cercanos al trip hop.
Otra canción a destacar por salirse fuera del patrón es “Iiiee”, donde comienza con ambientación parecido a lo que haría la cantante Enya en medio oriente para después pasar a un clímax de explosivas guitarras eléctricas distorsionadas muy emparentadas al rock alternativo de la época y nuevamente, volver a la melodía inicial, sin perderse ni un poco en el camino.
La desbordante creatividad de la cantante para realizar covers, descartes e improvisaciones en vivo, le genera la publicación de bastantes lados B, en este disco destaca por sobre todos uno titulado “Purple people”, editado originalmente en el sencillo “Spark”: una elegante balada que se desarrolla sobre una discreta batería y un melancólico piano donde se pregunta “do you do judo when they surround you? A little mental yoga, will they disappear?” en alusión al bullying sufrido por una persona cercana.
Como bien describe el concepto del álbum, cada canción puede escucharse por separado o bien en conjunto sin que pierda la intención y mucho menos que se ponga en duda lo grande que es Tori Amos.