Una de las leyes en la industria de la música siempre ha sido la masificación del underground. Gracias al frenético ritmo y naturaleza democrática de internet, la exposición de la música es más rápida y también, puede ser más compleja en cuanto a las mezclas de géneros que podemos encontrar.
Purity Ring, originarios de Edmonton, Alberta, con su debut del 2012, “Shrines”, causaron revuelo gracias a su ágil síntesis de trap beats, música electrónica y la entusiasta voz de Megan James. Para este segundo disco, “Another eternity”, dan un giro a un inteligente con un sonido más accesible que no sería sorpresa encontrar en el ipod de cualquier fan del pop.
El álbum abre con dos canciones que demuestran esta nueva faceta, “Heartsigh”, un corte totalmente luminoso, con tintes de reggae y dubstep, y “Bodyache”, envuelta en dulces sonidos de arpa y beats electrónicos, donde la voz de James brilla a pesar de los lamentos a lo “I cried till my body ache”.
“Push pull”, lanzado como primer single, es un poco menos ambiciosa que las anteriores, y que si bien tiene su gracia, cae en el pop genérico de otros tantos grupos coqueteando con el electropop en estos días.
Afortunadamente cuando llega “Repetition”, nos empiezan a recordar lo que hicieron en su disco debut, adentrándose en ambientes más densos y minimalistas: una balada un tanto larga pero suave y conmovedora, que nos afila los dientes para lo que viene.
Con ‘Stranger than earth’, arranca lo interesante del álbum. Unos ecos ahogados en una opresiva atmósfera trap, para desembocar en unos sintetizadores que podrían caer en el lugar común de cualquier canción dance, pero que lo contienen dejando con las ganas de explotar.
En “Begin again”, con su apocalíptica letra (‘You’ll be the moon, I’ll be the earth, and when we burst, start over’) terminan de redondear lo que no lograron en “Push pull”, pues pareciera la misma canción pero mejor acabada y pulida, donde los sintetizadores se vuelven protagonistas sobre un beat que hasta se puede bailar, dejando con ganas de más.
La influencia que han tenido en otros como FKA Twigs y Kelela se pone de manifiesto en “Dust Hymn” con ese arranque tan poderoso, que envuelve a James en un electrónico R&B, contribuyendo a darle un nuevo aire al género.
‘Flood on the floor’, rescata nuevamente el trap mediante beats análogos y lo fusiona de una manera peculiar y de manera progresiva con el synthpop, resultando una producción elegante y futurista, que va en crescendo y al final se sumerge de manera introspectiva: quiza el numero mejor logrado del disco.
Esa oscuridad que perdieron en la búsqueda de algo más inmediato, la conservan en ‘Sea Castle’ es una canción en crescendo, con taladrantes sintetizadores y un piano nostálgico de fondo, es quizá la que nos acerca más a las canciones raras que conformaban su disco debut, con James cantando “Why can’t you see me?”
Cierran con “Stillness in woe” , un oasis de calma después del subidón por el que pasamos, haciendo definitivamente que uno suspire por saber si Purity ring volverá a los festines avant-garde que los pusieron en el mapa o si seguirán envolviendose en la eternidad del pop, no siempre segura, pero al fin y al cabo, la que siempre está presente en la escena musical.